ESG: ASPECTOS CORPORATIVOS DEL FINANCIAMIENTO VERDE
Hector Cuevas

- Introducción
El presente artículo busca definir de manera breve los siguientes aspectos: (i) la relación entre el desarrollo de la política global en materia de cambio climático y su adopción en México; (ii) las tendencias de los últimos 30 años para el desarrollo de los indicadores ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza – ESG por sus siglas en inglés); y (iii) su impacto en el mercado bursátil, con base en los marcos de referencia y buenas prácticas por parte del sector privado, creando el financiamiento verde.
- Nueva York, Kioto y París: Aproximaciones a la sostenibilidad
El año 1992, representó un parteaguas en materia de cambio climático y desarrollo sostenible. Mediante la firma y creación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (la “Convención”), los Estados parte de dicha Convención, adoptaron un marco general para la adopción de medidas, políticas públicas y mecanismos, que permitieran reducir el fenómeno del calentamiento global y el cambio climático. Al efecto, es importante mencionar que, desde mediados de los años 70, Mario Molina y Sherwood Roland, mediante procesos de química ambiental, ya habían identificado el daño que al medio ambiente hacían los gases emitidos por los clorofluorocarbonos (CFC), causantes, entre otros gases, del efecto invernadero en lo capa de ozono.
No fue sino hasta 1997, mediante el Protocolo de Kioto, que los Estados adoptaron una posición más agresiva con respecto a los gases de efecto invernadero (GEI). En términos generales, el Protocolo de Kioto adoptado por la Convención, obligó a los Estados adherentes, a establecer leyes y políticas para cumplir sus compromisos en materia de reducción de emisiones de GEI, con tres principales acciones: (i) obligó a los Estados a formar parte de un ámbito global de referencia, mediante la implementación de los compromisos y la adopción de los mismos en su legislación nacional; (ii) obligó a las empresas de esos Estados, a tomar en cuenta el aspecto ambiental dentro del proceso corporativo de toma de decisiones; y (iii) fomentó la creación de mercados globales de bonos de carbono (CO2).
Como es sabido, México no fue la excepción. Desde los años 90 y hasta el pasado 2020, los acuerdos de México conforme al Protocolo de Kioto continuaron vigentes. Estos, representaron la primera aproximación a los ASG y el desarrollo de modelos de negocio limpios, que fueron potenciados a nivel local mediante diversas reformas a la legislación ambiental y social, así como a la discusión de temas de desarrollo humano. Sin la firma de este Protocolo, diversas reformas a la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente o a la Ley de Salud, no habrían sido posibles. En otros casos, como la Ley para la Transición Energética o la Ley General de Cambio Climático, no hubieran sido redactadas en sus términos actuales, o posiblemente estarían en discusiones para su implementación hasta ahora.
Sin embargo, no fue sino hasta la firma del Acuerdo de París en el año 2015, que México y demás Estados, adoptaron compromisos para lograr ambiciosas metas de mitigación y fomento a las energías renovables, orientados al cumplimiento de las contribuciones nacionales previstas (NDCs por sus siglas en inglés), enfocadas a reducir las emisiones de GEI, acelerar la transición energética y sujetar su revisión de cumplimiento cada 5 años. El Acuerdo de París, representa un gran esfuerzo de cooperación internacional, que, de cumplirse junto con otros Protocolos como Montreal o Kigali, representarían una mejora significativa en la calidad de vida de las personas y de los recursos del planeta, además de los aspectos en materia de salud que los mismos conllevan.
Si bien los aspectos ambientales siguen siendo los principales factores a considerar dentro de los indicadores ASG para las empresas y los fondos de inversión, los principios de homologación y estandarización no son exclusivos de éstos. Los factores ambientales, se encuentran intrínsecamente ligados a los sociales y de gobernanza, y representan, como se detalla a continuación, un desafío para los sectores públicos y privado, pero, sobre todo, una gran oportunidad de desarrollo económico.
- Indicadores ASG
Los indicadores ASG son al mismo tiempo: base fundacional de principios de cooperación internacional y una fuente inagotable de información para inversionistas y grupos privados, enfocados en la gestión del riesgo, en la identificación de oportunidades de negocio y en la implementación de buenas prácticas internacionales. A partir de 2011, más allá de los antecedentes ambientales señalados al inicio, es notoria la diversificación de indicadores en materia social y de gobierno corporativo. Desde los inversionistas calificados, hasta los jóvenes que realizan las inversiones de manera directa a través de aplicaciones móviles, toman en cuenta factores de carácter social, ambiental y de gobernanza como parte de la toma de decisiones de inversión.
Por su parte, la responsabilidad empresarial, además de representar un aspecto ético rescatable, se ha convertido en un modelo enfocado en decisiones de negocio y de inversión. Al día de hoy, los mercados internacionales operan con principios y reglas en materia de indicadores ASG. Tal es el caso de la Bolsa Mexicana de Valores (índice ESG) o de la Bolsa Institucional de Valores (índice FTSE BIVA). Asimismo, es importante mencionar que los organismos multilaterales y las agencias de cooperación, han designado importantes sumas de dinero al estudio y actualización de índices, estándares y marcos de reporte de los indicadores ASG, con el objetivo de lograr una interdependencia entre éstos y sentar las bases y criterios de elegibilidad de proyectos de inversión.
El mercado ASG, cuenta con una amplia gama de actores, desde empresas encargadas de reporteo, plataformas de interconexión e intercambio de datos, consultorías especializadas, organizaciones no gubernamentales, revisores externos, calificadoras, redes de inversionistas y abogados financieros y reguladores. Este grupo tan amplio de personas, ha creado un marco amplísimo de regulación (soft law) que ha sido adoptada en mayor o menor medida por los gobiernos (hard law).
Este marco regulatorio ha impulsado una agenda global enfocada en las inversiones responsables y en la identificación, mitigación y manejo de riesgos. Considerando que los aspectos ambientales (agua, cambio climático, eficiencia energética), sociales (salud, derechos humanos, igualdad de las mujeres) o de gobernanza (reportes de auditoría, comités, incentivos) se han vuelto una necesidad dentro del desarrollo de proyectos de infraestructura e inversión para muchos países, es propio decir que los indicadores ASG son, sin lugar a dudas, los aspectos no financieros más relevantes del mercado financiero global.
Sin embargo, es preciso mencionar que la falta de apoyo institucional en diversos países, así como el vasto número de indicadores y modelos de reporteo (entre otros UN Gobal Compact, IFRS, ODS, Climate Disclosure Standard Board), ha complicado el entendimiento y la implementación de los ASG en todos los sectores. Por otra parte, la falta de regulación de diversos indicadores, así como el aprovechamiento mercadológico de distintas empresas, ha generado fenómenos de una mal llamada “responsabilidad corporativa”, que si bien, plantea el cumplimiento de algunos estándares y el compromiso con algunas acciones sociales o ambientales aisladas, no representa la consecución de los principios para el desarrollo de la Convención, ni mucho menos, un compromiso real con las personas, el medio ambiente y los inversionistas.
A pesar de los peligros que representan estos fenómenos, es importante destacar que gracias a grupos de la sociedad civil y a grupos empresariales comprometidos, hoy en día se desarrollan infinidad de proyectos enfocados en generar un cambio positivo en las comunidades. Tal es el caso del Proyecto Ejido Solar, impulsado por la Iniciativa Climática de México, que busca desarrollar proyectos de generación distribuida fotovoltaica en comunidades agrarias, con la participación de instaladores y desarrolladores de energía eléctrica, con el apoyo de comunidades y gobiernos estatales.
Además de proyectos específicos, como el señalado anteriormente, los reportes en materia de riesgos climáticos, sociales y de gobernanza, se han robusteciendo en los años recientes, llegando a formar parte de la información financiera y contable de las empresas.
- El Mercado Bursátil
Como se ha venido mencionando, la mejor referencia para la evaluación y cumplimiento de los indicadores ASG, ha sido impulsada por el mercado de valores. Como resultado del boom de los indicadores ASG, los principales inversionistas, a través del mercado de valores o mediante levantamiento de capital, han adoptado diversas categorías y estrategias de inversión, mediante la implementación de complejos criterios y posiciones no financieros, que se enfocan y diversifican por industrias (energía), aspectos temáticos (ej. fondos especializados en agua), inversiones sociales, o simplemente, mediante la medición del impacto de sus proyectos en comunidades. El financiamiento verde o ASG, no es otra cosa que la inversión en proyectos de impacto positivo mediante instrumentos financieros o contratos, basados en objetivos de inversión no financieros, ya sea para el desarrollo de proyectos enfocados en el cumplimiento de los compromisos internacionales, o bien, en el desarrollo sustentable de comunidades, en un marco de gobernanza interna y externa, que permita una adecuada supervisión y revisión de manera continua.
Dentro de la implementación de estos instrumentos financieros, los fideicomisos cobran una especial relevancia, toda vez que son el mecanismo idóneo para el establecimiento de los lineamientos de inversión, mediante el cumplimiento de los fines del patrimonio afecto a ellos. En este sentido, es trascendental contar con una buena estructuración en dos aspectos jurídicos principales: (i) el fideicomiso encargado de realizar la emisión de los bonos o certificados para el desarrollo de proyectos o programas alineados a los indicadores ASG; y (ii) la elección adecuada de los criterios de evaluación de los proyectos que contiene, a fin de que éstos generen el impacto esperado. Adicionalmente, solamente será posible mejorar los indicadores ASG, mediante los adecuados convenios de adhesión o la participación de entidades públicas o privadas en la regulación y supervisión de estos mecanismos.
A nivel de compliance, el mercado bursátil también debe de impulsar la creación de cada vez más departamentos de sostenibilidad en las empresas, así como la creación de nuevos puestos importantes (como el de Chief Sustainability Officer) para la adecuada implementación y vigilancia interna del cumplimiento de los objetivos y estrategias de inversión, en beneficio tanto de los inversionistas, como de las comunidades.
- Conclusión
Desde la adopción de la Convención, el mundo se ha visto envuelto en el desarrollo de criterios y metas enfocadas en aspectos ambientales, sociales y de gobernanza. Este desarrollo, ha llevado a los gobiernos estatales a adoptar posiciones y reformar leyes, con el único objetivo de cumplir con estos compromisos.
Por su parte, el sector privado ha visto un cambio radical en la información de carácter no financiera que debe tomar en cuenta para la determinación de sus estrategias comerciales, sociales y de inversión. Por su parte, los indicadores ASG, si bien representan un reto en su implementación, han mostrado ser factores de cambio operativo en los estándares de cumplimiento de las empresas, mismas que han visto la necesidad de cumplir con éstos para su evolución.
Desde la perspectiva legal, la estructuración adecuada, la determinación de criterios de elegibilidad y la adopción de estos mecanismos en el marco regulatorio nacional, debe representar una oportunidad única, para la consecución de los objetivos, en beneficio de las futuras generaciones.